¿Artur Wallace o William Mas?
Me viene a la cabeza hoy que cuando tenía 16 años colaboré con el sociólogo de mi colegio en un artículo publicado en un suplemento del Faro de Vigo que se tituló algo así como “La influencia de la publicidad en los niños”, y me viene esa acción a la cabeza porque leído lo leído y visto lo visto las influencia audiovisuales no afectan en exclusiva a nuestros infantes y lo hacen también en edad adulta, por talludito que sea el sujeto, y no solo son efecto de la publicidad y si también de películas, es más algunos se creen los personajes que incluso ven con reiteración aun cuando éstos puedan tener origen histórico.
Así Artur Mas debe tener como película de cabecera Braveheart, y con la escenificación de ayer quiso cambiar su nombre para convertirse bien en ¿William Mas o Artur Wallas?, tanto monta monta tanto, sin darse cuenta que ni él es soldado, ni escocés, ni mucho menos actor americano. Pero lo claro es que se ha creído el papel de soldado levantisco con las huestes espada en alto (en este caso bastón de mando municipal) arengando a las masas por una Escocia, perdón Catalunya lliure e independiente. Willian Wallace ganó una batalla a los ingleses que le valió una película, pero al final no solo perdió la guerra sino que incluso la vida, fue ejecutado un 11 de septiembre (según cuenta la historia).
Afortunadamente no somos tan bestias de ajusticiar a nadie, ni encerrarlo en la Torre de Londres, pero por muchos que se aposten a las puertas de un Juzgado o Tribunal, por mucho que alcen varas de mando, brazos, manos, nunca derrotarán a la Justicia, porque a Ésta solo se la vence con la Ley: “Dura Lex, sed Lex”, porque vean las películas que vean, se dejen influenciar por las mismas o intenten manipular a las masas en defensa de sus propios intereses personales, en un Estado de Derecho como es el nuestro hay procedimientos judiciales, hay jueces, fiscales, abogados, derechos y deberes que ninguna manifestación puede doblegar. Quizá en vez de Braveheart le podríamos recomendar al Sr. Mas películas jurídicas que las hay muchas y buenas (Matar a un ruiseñor, Doce hombres sin piedad, etc.) para que vaya cogiendo ideas.