Históricamente se atribuye esta alocución al matemático Arquímedes al descubrir el principio al que puso apellido. Estamos en predisposición de afirmar, Podemos hacerlo, que ha tomado una nueva dimensión en el Ayuntamiento de Madrid desde el día de ayer. Los de la limpieza, regeneración, los que critican las llamadas “puertas giratorias”, los que se presentan ante la sociedad como inmaculados no solo no lo son, sino que donde dije digo, digo Diego, y ¡eureka! hemos inventado la DIMISIÓN SIN DIMITIR. Si, si, como lo oyen, la alcaldesa Carmena ha logrado un “retruécano político” ha logrado que parezca que el ínclito concejal Zapata aparezca como dimitido cuando en realidad no lo está, que cese como delegado del área de cultura, pero siga cobrando como concejal, pues conserva su acta.
Me produjo, como al resto de españoles carcajada el famoso ya despido en diferido, y fue criticadísimo por todas las fuerzas políticas (también por la que sustenta a la señora Carmena –aún cuando ella reniega de su mentor), pues estamos en una “dimisión en diferido” retransmitida en directo por las redes sociales. ¿Éstos son los que nos van a dar lecciones? Por cierto curiosa la defensa a ultranza de los dirigentes “podemitas” de lo indefendible o acaso hacen suyas las mofas hacia los judíos, las victimas del terrorismo, niñas asesinadas, etc, etc, ¿esta es la nueva política, la anti casta? La dirección de Podemos defiende a Zapata
Para mí es intentar justificar lo injustificable y hacer gala de lo de siempre, presentarse como salvapatrias cuando no son nada más que parte de lo que critican, hablan de inquisición los inquisidores que al final se destapan como enterradores de sus propias vergüenzas. Por cierto los que tanto han criticado a los demás se escudan en lo que otros no hacen para no hacerlo, y convalidan la dimisión sin dimitir en un ejercicio de equilibrismo de me voy, pero a medias. No me extrañan los memes de ayer del ¡Ay Carmena! Menudo ejercicio de funambulismo político, y eso no se salva ni viajando en metro, máxime cuando el caso de Zapata no es único en el Ayuntamiento de Madrid.