Dicen que “es de bien nacidos ser agradecidos”. España está en deuda con Adolfo Suárez, y por ende Vigo y Galicia también. Somos lo que somos gracias a la valentía, altura de miras, desinterés personal y trabajo de personas como Suárez. La libertad, democracia, tránsito de la dictadura a la Constitución, la elección entre todo tipo de partidos -siempre dentro de la Ley- son algunos de los grandes logros que debemos agradecer a su figura. Ser concejal, diputado, alcalde, ministro, etc en esta época, son grandes logros que debemos agradecerle a él–los que por edad éramos niños- y a los que entonces eran adultos.
Hemos heredado una Carta Magna aprobada mayoritariamente por los españoles en Referéndum que es el vestido que mejor puede sentarnos a pesar de los años que tiene, y la debemos tener aún más presente porque representa la estabilidad democrática que requerimos en una época de tribulaciones, y que representa precisamente la palabra clave del epitafio de la tumba de Suárez CONCORDIA, o lo que es lo mismo conformidad o unión. Eso necesitamos, para seguir creciendo como Nación, pero también como Comunidad Autónoma o simplemente como Ciudad. Adolfo Suárez habló con unos y con otros por el bien común, lo cual evidentemente no significó –ni significa- ceder a cualquier precio ni ante cualquiera, pues mantuvo sus líneas infranqueables (como era y es lógico), concordia, acuerdo no implica ni mucho menos claudicación.
Vigo debe estar a la altura de otras ciudades de este país, para algo ocupamos el puesto que ocupamos como 14 ciudad española. Propuesta que hago llegar al Ayuntamiento olívico: que se ponga el nombre de Adolfo Suárez a una Avenida, Plaza, Parque o edificio emblemático de la ciudad sin mayor dilación, la segunda que le sea otorgada la Medalla de Oro de la Ciudad a título póstumo por su servicio a la democracia y a la libertad. Continuar investigando sobre el alzhéimer también sería un gran homenaje, pero se escapa a la ciudad.
Una reflexión: para el futuro hagamos los homenajes a quienes los merezcan en vida, así quien sea merecedor sentirá el orgullo del reconocimiento. Para acabar como vigués solo puedo decir: “¡gracias por todo Presidente Suárez!”