Un año más estamos en una de esas fechas significadas en el calendario: el 21 de diciembre; el día en que oficialmente comienza el invierno y también el día en que todos, los más o lo menos, estamos ilusionados con que el día 22 al menos nos toque algo la suerte del sorteo navideño. Y estos días dan paso a los buenos augurios de la Nochebuena y la Navidad casi, un año más, sin enterarnos.

Pues bien políticamente en nuestro país estamos con muchas similitudes con lo descrito en el párrafo anterior. Nos metemos en el invierno oscuro, frío y tenebroso de las negociaciones estatutarias, y ya van tres con un mismo sesgo la búsqueda de la independencia y la ruptura del consenso constitucional. Esperamos que la lotería toque, que al final el Sr. Rodríguez Zapatero y su partido piensen en España y sólo en España dejando de lado sus intereses localistas y por tanto con una auténtica visión de Estado, jugando a lo grande, no a la pedrea de grupos que representan a minorías pero que no lo hacen respecto del conjunto de los españoles. Y que al final como en la Nochebuena y la Navidad reine la armonía, la paz y la felicidad en España.

¡Ay! Que poco cuesta soñar, que fácil es creer en las bondades humanas en estas fechas, pero al final supongo que como decía la canción “la vida sigue igual”. Quizá me toque la lotería mañana, o no.