El pasado domingo asistí a una corrida de toros de esas que dejan un buen sabor de boca, los toros sin ser una maravilla dejaron paso al lucimiento de 2 de los tres maestros que componían la terna taurina de aquella tarde pontevedresa. Se entregaron con pasión, no huyeron de los morlacos, se arrimaban, les miraban a los ojos, y como se suele decir olieron el peligro de cerca.
Frente a esta actitud nos encontramos con un gobierno con un presidente ausente y lesionado, y unos ministros perdidos, alejados todos ellos de la realidad, de vacaciones, huyendo de los flash que en otras ocasiones adoran, dejando metros entre el toro, en este caso los terribles problemas que en este mes asolan al país, y ellos mismos, pensando que igual de refilón ni les afecta ni siquiera lo huelen. Todos tenemos derecho al descanso, a la vacación pero por diferentes motivos hay personas que no las disfrutan y tampoco pasa nada. Acaso asuntos como los incendios, la masiva intoxicación por salmonelosis, los acontecimientos de Roquetas, el pulso independentista catalán ……… ¿no son lo suficientemente importantes para una Nación para que su presidente y sus ministros se pongan al frente? ¿Sólo lo hacen en casos en los que existe un numero importante de fallecidos? ¿No criticaban tanto no hace ni tres años?.
El Gobierno debe ser el guía de la Nación, debe ser el faro vigilante de los problemas que afectan al Estado, no puede ser que con crisis como las que sacuden el mes de agosto se huya de la realidad escondiéndose en el refugio veraniego. Sres. del Gobierno pónganse al frente del país, acérquense a los toros, y si tienen miedo, o les gusta más el descanso la salida es fácil: dimitan; pero por favor no tomen el pelo a los españoles.