Reproduzco el texto de aquel 3 de noviembre, con el ánimo de que nos demos cuenta lo preocupante de la situación, que es una mancha que se extiende por todo nuestro País que intenta acallar a unos como sea……….
“LAMENTABLE: FASCISTAS EN LA UNIVERSIDAD INCREPANDO AL SR. FRAGA
Esta mañana tuve la oportunidad de escuchar en el edificio Miralles de nuestra Universidad al insigne profesor y político D. Manuel Fraga, lo cual la verdad me lleno de satisfacción. También tuve que escuchar los gritos y ver los gestos de un grupo de fascistas de extrema izquierda que increpaban con ira, violencia, y me da la impresión que con ignorancia, porque no decirlo, al ilustre personaje.
Hablo de ignorancia en primer lugar, porque dada la edad de muchos de ellos hablan de oídas, porque ninguno de ellos creo hubiese nacido antes del año 1978 con lo cual sólo han conocido al Sr. Fraga tras la transición española que por si lo ignoran, y estoy seguro que si, sirvió, o al menos eso se intentó, para con borrón y cuenta nueva iniciar una nueva etapa.
Y por otro lado hablo de fascistas porque, tal y como lo define en una de sus acepciones el diccionario de la Real Academia de la Lengua es adjetivo que define a aquellos “excesivamente autoritarios”, y que mayor fuente de autoritarismo que intentar impedir que alguien con ideas contrarias a las tuyas las exprese, actuando como un reaccionario contrario a las mas elementales reglas democráticas, al saber escuchar y opinar, al debatir. Este tipo de personajes con su actitud radical buscan eliminar la voz democrática de aquellos que no piensan como ellos, buscan eliminar al contrincante ideológico, buscan amilanar a aquellos que puedan oponerse a sus ideas, buscan, en definitiva, convertirse por la fuerza de la sinrazón en autoridad moral y de opinión.
Este tipo de actuaciones reaccionarias son bien conocidas en otras partes de nuestro país como pueden ser el País Vasco y Navarra y sólo conducen a una cosa: violencia. Aún estamos a tiempo de eliminar este tipo de reacciones, de decir bien alto que todos somos demócratas, que todos tenemos derecho a dar nuestra opinión, a que sea escuchada con respeto, y después si se quiere rebatida; pero a nadie en una sociedad como la nuestra le asiste el derecho al insulto, al intento de agresión y a la rabia. Esto último era de otros tiempos ¿o no?. “