Todos sabemos que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Algo así sucede a un Gobierno agotado, un Gobierno cegado por sus propias manos, un Gobierno dirigido por un Presidente que se cree mesiánico, al que se le llena la boca con la palabra Paz, pero ¿a qué precio?
Después de las Concentraciones del pasado Viernes 9 y de la gran Manifestación de ayer Sábado, la sociedad hemos dicho bien claro, puede que lo pudiéramos decir más alto (aunque es complicado después del éxito) que otra política es posible, que con los terroristas no se negocia, no se cede, no se les permite pulsos, no hay atajos en la Política antiterrorista, hemos manifestado que otra Política es necesaria, pero no sólo lo hemos dicho, si no que lo habíamos demostrado durante dos Legislaturas en las que los terroristas estaban contra las cuerdas, años en los que se les estaba derrotando. ¿Por qué entonces darles resuello? ¿Por qué ceder al chantaje?
Las personas tenemos el infinito don de poder rectificar cuando nos equivocamos, algo intrínseco a nuestra propia racionalidad, lo que debemos tener para conseguirlo es voluntad, y voluntad de rectificación es lo que le falta al Gobierno y si no escucha a la sociedad, que le hemos dicho bien alto que rectifique, sólo nos queda pedirle que se someta a la voluntad de todos los españoles y que nos consulte, que votemos y otorguemos la confianza a la Política que creamos más acertada, y eso le corresponde en exclusiva al Presidente Rodríguez Zapatero, aunque para ello hay que tener nuevamente voluntad de someterse al juicio de las urnas. ¿Será quién de hacerlo?
Después de las Concentraciones del pasado Viernes 9 y de la gran Manifestación de ayer Sábado, la sociedad hemos dicho bien claro, puede que lo pudiéramos decir más alto (aunque es complicado después del éxito) que otra política es posible, que con los terroristas no se negocia, no se cede, no se les permite pulsos, no hay atajos en la Política antiterrorista, hemos manifestado que otra Política es necesaria, pero no sólo lo hemos dicho, si no que lo habíamos demostrado durante dos Legislaturas en las que los terroristas estaban contra las cuerdas, años en los que se les estaba derrotando. ¿Por qué entonces darles resuello? ¿Por qué ceder al chantaje?
Las personas tenemos el infinito don de poder rectificar cuando nos equivocamos, algo intrínseco a nuestra propia racionalidad, lo que debemos tener para conseguirlo es voluntad, y voluntad de rectificación es lo que le falta al Gobierno y si no escucha a la sociedad, que le hemos dicho bien alto que rectifique, sólo nos queda pedirle que se someta a la voluntad de todos los españoles y que nos consulte, que votemos y otorguemos la confianza a la Política que creamos más acertada, y eso le corresponde en exclusiva al Presidente Rodríguez Zapatero, aunque para ello hay que tener nuevamente voluntad de someterse al juicio de las urnas. ¿Será quién de hacerlo?